La DANZA DEL VIENTRE se considera la más antigua de las bellas artes, el ser humano la ha percibido en su cuerpo de una manera instintiva.
El vientre simboliza el eje y centro de la persona física y espiritual.
El término de la danza mágica alude al profundo sentimiento de comunicación interior que esta danza propicia a través de la música y el movimiento, posee una gran fuerza espiritual que nace desde nuestro ser.
Como cualquier tipo de danza, requiere cierta predisposición de espíritu, además del aprendizaje cultural que pasa en primer lugar por la música, y en segundo lugar se diferencia de la danza occidental en que todos sus movimientos tienen su origen étnico perfectamente definible, es decir, provienen de los movimientos efectuados por las mujeres y los hombres en celebraciones populares, aunque más estilizados para lo cual no se requiere más técnica que la que aporta un sentido del ritmo y del movimiento, que no emerge de la razón sino del sentimiento.
Los primeros elementos identificables de este arte los encontramos ya en las pinturas y esculturas del antiguo Egipto.
A lo largo de la historia, este tipo de baile que varía enormemente de un país a otro y que naturalmente ha seguido un proceso evolutivo a través de los siglos, se ha desarrollado en diferentes tipos de escenario: el culto y el popular, el palacio y la calle.
Es en los últimos veinte años cuanto este tipo de danza ha ido adquiriendo valor por si mismo como creación artística personal e independiente.
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